Mayi Calvo, desde Valdemoro, nos cuenta su experiencia en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz (Madrid).
El último fin de semana de calor de octubre visitamos el Parque Europa de Torrejón. Desde que se toma la salida correspondiente a Torrejón en la N-II, hay indicaciones que dirigen, sin pérdida posible, hasta el recinto. Se trata de un parque municipal en el que hay réplicas de monumentos europeos, como la Torre Eiffel, el Atomium de Bruselas, el puente de Londres, la Fontana de Trevi o las puertas de Brandenburgo y Alcalá. (Para más detalle podeis consultar el enlace: http://www.parque-europa.es/monumentos/ ).
En las proximidades del parque hay grandes zonas de aparcamiento gratuito. También lo es la visita a los distintos monumentos y el acceso a las zonas de juego de toboganes. Otras atracciones, como las barcas, barcas infantiles, trenecitos, tirolinas, multiaventura… son de pago.
Nosotros fuimos con un grupo de varios amigos, juntando un total de siete niños, la mayoría entre cuatro y seis años, más tres pequeñajos. El parque tiene una extensión considerable, y el interés de los niños por los monumentos no fue demasiado grande. Pasaron un buen rato jugando en los toboganes, sin aburrirse y probando los de todas las longitudes y formas. También los montamos en las barcas infantiles, unas barquitas que se movían con pedales impulsados con las manos. Ya hacia la zona final, hay una cascada con un pasadizo interior, en el que la gracia es que el agua te salpique, y que los peques también disfrutaron de lo lindo. Oímos por megafonía que había animación y actividades para los niños ofrecidas por el Ayuntamiento de Torrejón de forma gratuita, pero no nos acercamos a verlas.
Vimos gente con neveras en plan picnic, y hay una zona, junto a la cascada, con mesas a modo de merendero. A lo largo del parque hay varias zonas con aseos y máquinas dispensadoras de refrescos y aperitivos, así como puestos de helados y comida rápida. En la fecha en que lo visitamos, un sábado por la tarde, las gorras nos hicieron un buen servicio, aunque, como he comentado antes, la gran extensión del parque hizo que antes de finalizar el recorrido se nos hiciese de noche y refrescase considerablemente, con lo que las chaquetas también fueron necesarias entonces.
La afluencia, debido al buen tiempo, y al ser fin de semana era muy grande. Nosotros llevábamos tres carros de bebé y en partes del recorrido era complicado avanzar. Incluso cuando ya se había hecho de noche, parecía que seguía llegando gente, dado que el parque cierra bastante tarde.
Es un lugar que, de seguro, volveremos a visitar.»